- Introducción
- Nombre, contenido y división
- Estructura literaria del libro
- Sistemas de interpretación
- Autor y canonicidad del libro
Introducción
Nombre, contenido y división
En hebreo se le designa con el nombre de shir hashinm, que literalmente significa Cantar de los Cantares, como comúnmente traducen las versiones antiguas. En realidad, habría que traducirlo por el "Cantar por excelencia," ya que la forma hebraica es una perífrasis equivalente al superlativo. El título, pues, responde a su contenido poético e idílico, que no tiene par dentro de la literatura bíblica.
Por su contenido material apenas podríamos deducir que se trata de un libro religioso, ya que no se menciona a Dios, y, por otra parte, los diversos poemas no versan sino sobre las relaciones amorosas de dos corazones que se buscan para unirse en matrimonio. Sus formulaciones tienen aparentemente un carácter puramente erótico, en el mejor sentido de la palabra. Sólo la tradición judaico-cristiana nos dará la pauta para descubrir en estas expresiones amorosas un sentido religioso más alto, en consonancia con el contenido del canon de los libros sagrados. En realidad, los esposos expresan sus sentimientos afectivos de un modo vivo y aun crudo, en conformidad con el género literario nupcial de las fiestas de los desposorios en el antiguo Oriente.
Los autores no concuerdan al establecer una división neta de los diversos fragmentos del libro, atendiendo a la evolución conceptual del tema. Por nuestra parte, creemos como más aceptable suponer la existencia de siete poemas que desarrollan paralelamente el mismo tema, aunque bajo diversos símbolos, conforme a la distribución convencional de los siete días que duraban las fiestas nupciales:
Preludio (Ct 1, 1-4).
Primer poema: Diálogo de la esposa y del esposo (Ct 1, 5-Ct 2, 7).
Segundo poema: Monólogo de la esposa (Ct 2, 8-Ct 3, 5).
Tercer poema: Monólogo del esposo (Ct 4, 1-Ct 5, 1).
Cuarto poema: Monólogo de la esposa (Ct 5, 2-Ct 6, 3).
Quinto poema: Monólogo del esposo (Ct 6, 4-12).
Sexto poema: Diálogo del coro, del esposo y de la esposa (Ct 7, 1-14).
Séptimo poema: Diálogo de los dos esposos (Ct 8, 1-7).
Apéndices (Ct 8, 8-14).
Estructura literaria del libro
La contextura especial de esta obra no encaja dentro de los moldes literarios bíblicos conocidos, y por ello los comentaristas no están de acuerdo al determinar su módulo literario. He aquí algunas de las opiniones más destacadas:
1. No pocos autores acatólicos suponen que el Cantar es una colección heterogénea de cantos eróticos (Liebesliedcr) que han sido compilados por un redactor anónimo, sin más unidad que la del tema del amor.
2. El Cantar consta de cantos nupciales (Hochzeitslieder), que, aparte del tema erótico común, guardan cierta relación, distribuidos conforme al rito de las nupcias de los antiguos orientales.
3. El Cantar es esencialmente una composición dramática con diversas escenas o actos en los que se cantan los amores de Salomón con la Sulamitis (Konigshypothese) o los de un pastor y una pastora (Hirtenhypothese) que desean unirse en matrimonio, oponiéndose a ello el rey Salomón, que está enamorado de la pastorcilla.
4. El Cantar se compone esencialmente de diálogos líricos sobre el tema del amor, con cierta distribución dramática elemental.
5. El Cantar consta esencialmente de siete poemas con unidad propia, en los que se repite siempre el mismo tema amoroso de dos esposos, con las mismas alternativas: anhelos de unión, encuentro de los amantes con mutuas alabanzas, y, finalmente, mutua posesión. Esta opinión nos parece la más verosímil. De hecho, en todo el desarrollo del libro encontramos sustancialmente el mismo estilo y el desarrollo paralelo de los mismos temas, como veremos en el comentario. La división en siete poemas, que tienen su unidad por el tema y por el autor, parece obedecer al número simbólico septenario —sinónimo de perfección— y quizá a la duración de siete días de las fiestas nupciales. Con todo, el carácter convencional del libro es evidente, y su estructura semidramática responde a las exigencias literarias de los diálogos para avivar la atención del lector, introduciendo nuevos temas y símiles en boca de los esposos del cortejo nupcial.
Sistemas de interpretación
El Cantar de los Cantares es el libro más desconcertante de la Biblia, ya que en sus páginas no aparece ni una sola vez el nombre de Dios; ni siquiera aparentemente se ve el sentido religioso. Con todo, ha sido recibido en el canon judaico y cristiano, y esto basta para ver, a través de sus apariencias eróticas, un sentido religioso profundo, pues de otra forma sería incomprensible la veneración que la tradición judaico-cristiana ha tenido por esta obra idílica. No es de extrañar, pues, que los autores acatólicos no vean en el Cantar más que una serie de poemas amatorios sin conexión necesaria con lo religioso.
1. La exégesis naturalista ve en la trama del Cantar nada más que el desahogo amoroso de dos personas que quieren unirse en matrimonio. Esta interpretación, propuesta ya por Teodoro de Mopsuestia, es comúnmente admitida entre los autores racionalistas. Dentro de esta interpretación no faltan quienes supongan que se cantan los amores lascivos de dos enamorados, aunque la mayor parte de los autores sostengan que más bien se cantan los amores castos del matrimonio. Esta opinión es compartida actualmente por no pocos autores católicos: "El Cantar, al menos en su sentido obvio, celebra el amor conyugal. Es normal que aluda al compuesto sexual de este amor... Un creyente debe suponer que las descripciones del Cantar no son inmorales por su estilo... Nada impide ulteriormente que el cuadro del amor humano, fiel y dichoso, sirva para sugerir aspectos correspondientes del amor divino. Sería éste el sentido espiritual o típico, sobrepasando las intenciones del autor humano". J.-P. Audet, abundando en esta interpretación, cree que el Cantar nació del alma popular, en tiempo de Salomón o poco después, del que existían dos recensiones, una del reino del norte y otra del sur. J. Winandy se coloca en la línea del anterior y explícita: "El Cantar es un canto de amor humano, o más bien, un poema lírico en muchos cánticos. Pero este poema no tiene nada de sensual en el sentido peyorativo del término; no canta una unión culpable, sino un amor y una admiración recíprocos, de los que nada permite creer que no sean legítimos... Todo lo que se puede decir es que ha sido verosímilmente compuesto para ser cantado en el curso de la celebración de las fiestas nupciales."
2. Interpretación típica.- Según esta hipótesis, el Cantar celebraría en sentido literal los amores históricos de Salomón con la hija del faraón, pero en sentido típico el amor de Yahvé a Israel o a la humanidad. Otra modalidad de interpretación típica: el Cantar celebra el ideal del matrimonio humano como vínculo de unión querido por Dios, tal como aparece instituido en Gn 2, 24. G. Pouchet G. Guitton distinguen tres estadios de interpretación en el Cantar: "En una fase primerísima era una obra de imaginación, un drama histórico y lírico destinado a dar una lección moral conyugal; llegó pronto a ser una parábola, cuyo aspecto principal consistía en ilustrar el amor de Yahvé para con su pueblo. Se convirtió, finalmente, en una alegoría, cuando, descuidado el sentido literal y olvidado el sentido parabólico, se sacó de los versículos sagrados un tratado de espiritualidad mística... El Cantar es un drama encantador que celebra las grandezas del amor conyugal... Tal es su sentido literal y temporal. En cuanto a su sentido espiritual y eterno, es el de revelarnos el esplendor del amor divino, del que el amor humano no es más que la imagen". Desde el punto de vista doctrinal, no parece haya nada que oponer a esta interpretación, ya que aun en el estadio primitivo de interpretación nos encontraríamos con una gran lección moral: la fidelidad al amor conyugal.
3. Interpretación alegórica.- Las relaciones amorosas de los dos esposos serían el reflejo de las relaciones históricas entre Yahvé e Israel como pueblo. Así, en los diversos poemas e incidencias de los mismos encontraríamos alusiones a la historia de Israel: al éxodo, a la vida del desierto, al exilio babilónico: "El Cantar describe a grandes rasgos las principales peripecias del amor de Yahvé y de Israel tal cual las conocemos por los libros históricos de la Biblia. El Cantar es, pues, una especie de poema de historia alegorizada". "Los dos héroes del poema son Yahvé y la nación de Israel personificada, y los presenta bajo la figura de dos esposos". La interpretación alegórica historicista se presta, a nuestro entender, a afirmaciones demasiado cabalísticas e infantiles, pues las concreciones históricas y geográficas están totalmente en el aire, ya que las alusiones del libro son muy problemáticas y generales.
4. Interpretación parabólica.- En el Cantar se expresan las relaciones amorosas de Yahvé e Israel bajo el símil del matrimonio, como es corriente en la literatura profética. Los profetas, al aludir al matrimonio entre Yahvé e Israel, frecuentemente recriminan la infidelidad de la esposa, que se ha apartado de su Esposo, yéndose tras de los ídolos paganos. El autor del Cantar, en cambio, considera los amores primeros de Yahvé e Israel, los amores de la juventud, prescindiendo de las infidelidades históricas del pueblo elegido; y también en su perspectiva hay una alusión a los tiempos ideales de la era mesiánica, en que Yahvé e Israel llegarán a la más íntima y espiritual unión en un pacto indestructible. He aquí cómo Ezequiel escribe los primitivos desposorios de Yahvé con Israel: "Pasé yo junto a ti y te miré. Era tu tiempo el tiempo del amor, y tendí sobre ti mi manto, cubrí tu desnudez, me ligué a ti con juramento e hice alianza contigo, y fuiste mía... Te ungí con óleo, te vestí de recamado, te calcé de piel de tejón, te ceñí de lino fino y te cubrí de seda. Te atavié con joyas, puse pulseras en tus brazos, y collares en tu cuello..., y espléndida diadema en tu cabeza. Estabas adornada de oro y de plata, vestida de lino y seda en recamado; comías flor de harina de trigo, miel y aceite; te hiciste cada vez más hermosa y llegaste hasta reinar..."
El poeta del Cantar parece, pues, trabajar con este trasfondo profético al celebrar los primeros amores de Yahvé con Israel. Los poemas tienen así un aire de parábola idílica, en la que se cantan en general los amores de Yahvé con el Israel ideal, que tiene su plena realización en los tiempos mesiánicos. Pero esto no quiere decir que sus alusiones circunstanciales escénicas tengan un sentido alegórico histórico, sino la idea general del matrimonio entre Yahvé e Israel domina todo el poema. Esta perspectiva se continúa en los tiempos mesiánicos en el símil del amor de Dios a su Iglesia, que es el "Israel espiritual," el de las promesas. "Partiendo de las realidades presentes..., el hagiógrafo condensó en una parábola genial, de contextura lírico-dramática, su visión del enlace definitivo de Yahvé con su pueblo, dejando traslucir, a través de las descripciones del Esposo y de la Esposa, una concepción enteramente nueva de sus relaciones mutuas. El hecho de que cada uno de los poemas o de los actos del drama, lo mismo que el conjunto de la acción, desemboque, tras repetidas demoras, en la anhelada posesión, revela que toda su intención estaba orientada hacia este punto misterioso y sagrado de la unión, y que, consiguientemente, tanto las posibles evocaciones históricas como los diversos elementos literarios -alegóricos o parabólicos, líricos y dramáticos- han sido movilizados en orden a expresar en lenguaje inteligible a los contemporáneos la visión del hagiógrafo sobre la nueva alianza a través del simbolismo nupcial. Sólo la revelación posterior ha podido manifestar en todo su alcance el sentido vinculado por Dios y por el propio hagiógrafo a esta última fase de la aventura del amor divino, que los vates, sabios y profetas de Israel se han esforzado en traducir al idioma del amor humano". Para ello pudo utilizar fragmentos de poemas eróticos anteriores, dándoles un nuevo sentido místico parabólico religioso. "El solo hecho de que un autor bíblico haya querido hablar del amor divino en lenguaje de poesía amorosa, muestra toda la nobleza del amor humano, que desemboca en el matrimonio y en la procreación de los hijos... No hay en la Biblia humanismo desligado de Dios: la grandeza del matrimonio humano le viene de que es un reflejo de la alianza."
Como conclusión debemos sostener que el "sentido literal (del Cantar) es metafórico en su conjunto; es decir, que el esposo es la metáfora permanente de Yahvé, y la esposa la metáfora permanente de Israel... El Cantar no es una alegoría perfecta; es una alegoría ampliamente parabolizante, cuyos desarrollos proceden a la manera parabólica. Es decir, que los cuadros no tienen más que un alcance o significación de conjunto, sin la menor significación metafórica para los elementos secundarios que la componen". "El hagiógrafo opera con luz sapiencial o profética, o simplemente bajo el influjo de la inspiración bíblica, sobre la imagen tradicional de la alianza nupcial de Yahvé e Israel, proyectándola sobre la edad mesiánica, iniciada en cierto modo con la vuelta del destierro en los tiempos de la restauración; y el cuadro literario creado por su imaginación para expresar de modo concreto y dramático su pensamiento a base de moldes tradicionales y prácticos... es una especie de parábola, en la que sólo la acción de conjunto y los actores principales que entran en escena tienen significación metafórica o alegórica, mientras la mayoría de los elementos secundarios... carecen, a fuer de simples adornos literarios, de significado alegórico especial."
Supuesto este sentido literal del Cantar, no hemos de excluir otros sentidos plenos, típicos y acomodaticios que los escritores han visto en este maravilloso libro poético-religioso a pesar de su pura apariencia erótica. Conforme a la penetración teológica y aun a la imaginación acomodaticia de los autores, han surgido sabrosos comentarios que cantan los amores de Dios a la humanidad y a la Iglesia, de Cristo a la Iglesia, a los fieles más selectos -las almas místicas- y, por supuesto, a la criatura más santa que haya existido: la Santísima Virgen.
Autor y canonicidad del libro
Según el título, Salomón es el autor de esta maravillosa obra poética; pero, por razones de lengua y estilo, los comentaristas modernos suponen que el Cantar es de composición postexílica. La atribución a Salomón se ha de explicar por el procedimiento de la seudoepigrafía o seudonimia: al gran rey poeta se atribuye esta obra maestra poética, como se le atribuye el libro de la Sabiduría a pesar de ser de la época helenística.
En los siglos I-II de la era cristiana surgieron dudas sobre la canonicidad del Cantar de los Cantares -que ya había sido recibido en la lista de las escrituras sagradas-, pero pronto desaparecieron las dudas, según las declaraciones de los más renombrados rabinos. En la Iglesia cristiana no surgieron dificultades sobre su admisión en el canon bíblico. En el concilio Constantinopolitano II se condenó la interpretación profana del libro.